Estoy hecho de una especie
de tallo leñoso recubierto de epidermis humana. Es lo que puedo aseverar al
verme en esta patria de árboles talados. ¿Seré uno de ellos? Mi apariencia es
antropoide, no cabe duda, sin embargo mis huesos tienen la forma y la dureza de
un leño. Quizás mi espíritu sea el de una planta bípeda y carroñera que se
mueve constantemente para evitar la quietud de la fotosíntesis. Llevo
algún tiempo decapitándome con el filo de un hacha cuando noto que empieza a
brotarme otra cabeza. También talo mis extremidades y podo los
músculos superfluos que afean mi estética; reduzco mi tronco, aliso mi corteza
y me simplifico a conciencia. Luego, para no dejar rastro, hago arder mis
despojos como una tea. Hasta que un día serraré mi alma astillosa para borrar
el recuerdo de haber nacido en el vientre de una encina.
Interesante Me has dejado muda
ResponderEliminar