¿Qué pasa con los que están dentro de los personajes Disney?
Cuando el Pato Donald o Mickey o Pluto se dirigen a los niños y los
cogen en sus brazos me pongo en modo Pitbull. No veo la verdadera apariencia,
ni la expresión, ni oigo su voz. No tengo pistas de nada y mi percepción vuela hacia
un lugar oscuro y tenebroso. No creo en la ilusión que venden. En el interior
de esos disfraces no presiento vibraciones sanas, ni siquiera intuyo a un ser normal.
Imagino a un homúnculo apestoso que se ríe, a un espécimen deforme con la
cerviz peluda, recubierto de costras y velámenes de porquería. Solo un ser
artificioso e insensible podría resistir en ese infierno de espuma. Esta factoría
de sueños ha creado espejismos para criaturas inocentes, que aún no tienen la
capacidad de intuir la naturaleza que se alberga dentro de cada uno.
Los que están debajo de los disfraces... Pobres... Sospecho sus condiciones laborales no son buenas.
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