Atos, el gato negro que quiere ser humano, prueba de mear de pie cada
mañana. Va al baño, levanta la tapa y, situado a una distancia adecuada, a
medio metro del váter aproximadamente, se levanta con las patas traseras, se
apuntala con su cola y orina como un hombre. Esta conducta ha hecho que no deje
marcas de olor y tampoco marque su territorio en la casa. Ha dejado de usar el
arenero, y se siente orgulloso. Gracias a la práctica adquirida y a su tesón, el
felino consigue una parábola perfecta y un chorro limpio y certero que, si
no lo ves mientras hace sus necesidades, suena a micción humana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario