lunes, 3 de diciembre de 2018

FECHORÍAS DE UNA BIBLIOTECARIA


Una mujer harapienta y descuidada viene habitualmente a la biblioteca. Cuando entra, con su caminar tambaleante e impreciso, deja los libros que ha leído sobre el mostrador y, en apenas unos minutos, selecciona algunos más. Suelen ser libros de historia. Los devora. La bibliotecaria, que siempre resopla cada vez que viene, registra las nuevas adquisiciones y hace evidentes esfuerzos por mostrar normalidad y tolerarla. Desde mi sitio percibo todo eso. Pienso que la mujer andrajosa lee mucho y debe ser bastante culta, y que su vida la ha llevado por extraños derroteros; es evidente que sufre algún tipo de desorden. Sin embargo, también lo pienso de la bibliotecaria cuando, impulsivamente, tras marcharse la pobre indigente, rocía de colonia la biblioteca, dejándonos claro a todos que la mujer apesta.

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