viernes, 14 de diciembre de 2018

HACERSE UN PENSAMIENTO


Charo, querida, desde que llevo dentadura postiza me da por contar las veces que mastico cada alimento. ¿Puedes creerte que cada bocado que doy lo mastico treinta veces como mínimo? Estoy obsesionada. Además, cada cosa tiene su masticar. No es lo mismo masticar un melocotón que un muslo de pollo o una pizza. Mis mandíbulas adoptan una posición determinada según el tipo de comida; y su movilidad es inestable, hacen un juego extraño y parece que vayan a desencajarse. Lo peor es comer gominolas; ya sabes lo que me gustan… Sangro y todo. ¿Puedes creerte que un simple osito de fresa he de masticarlo cincuenta y ocho veces? Imagínate lo que supone comerme un entrecot poco hecho o al punto. Tengo una ansiedad que no me la acabo. Ay, Charo… Ayer, tras beberme dos botellas de sidra el Gaitero, cogí mi Vespa, e iba tan borracha que al parar en un semáforo en rojo no sabía si podría aguantar la moto entre mis piernas. ¿Te das cuenta lo que supone pasar las sesenta y cinco primaveras? ¿Te haces un pensamiento?

No hay comentarios:

Publicar un comentario