jueves, 19 de abril de 2018

ODIAR CON GANAS


No creo que Dios quiera que seamos felices, ni que las ciudades y los lugares sean espacios maravillosos, ni que reine la paz entre nosotros… Dios habrá pensado que algo de dolor y sufrimiento es vital, y que el odio es el mejor sentimiento para continuar despiertos en este mundo. Yo no soporto a mucha gente. Podría decirse que odio a diferentes niveles. A los compañeros del trabajo más bien los ignoro, son gilipollas, me dan mucha rabia; a la familia de mi mujer tengo que aguantarla, no la trago, la aborrezco; a la mía directamente la desprecio, no me hablo con nadie; a mi mujer, más que odiarla, le tengo tirria, es irritante; y de hijos menos mal que no tengo. Gracias a Dios puedo decir que mi aversión y rechazo hacia todos me da la fuerza suficiente para sentirme vivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario