viernes, 30 de enero de 2015

MIL MARAVILLAS

Las descripciones que nacían de las habladurías de un colectivo ocioso iban creciendo en su exageración hasta convertir un simple hecho en un desbordante acto de fantasía. En un pequeño pueblo que colindaba con otro, donde al parecer los jardines crecían en el aire y los perros imitaban el maullar de los mininos, se aseguraba que durante una lluvia torrencial de truchas naranja se acercó al Ayuntamiento, bajo un paraguas chillón, una horrenda criatura con minifalda mitad mujer mitad elefante, portadora en su trompa de un delicado cuerno de unicornio y un currículum vitae para entregárselo a la señora alcaldesa.

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