sábado, 24 de enero de 2015

CONECTIVIDAD



Un tipo cabezudo, traslúcido y con más de mil vatios de potencia se aproximó con recelo a una enorme campana de metal. Esa concavidad, situada a media altura sobre una gran tabla horizontal de cuatro patas, estaba provista de un casquillo negro serpenteante que encajaba, a su vez, en un cuello flexible y orientable del mismo material. Se descalzó, se quitó los calcetines y con sumo cuidado fue enroscando sus pies en ese soporte hasta quedar completamente conectado. Se quedó semidesnudo, suspendido en una incómoda posición, le dio al interruptor y su enorme cabeza se hizo incandescente iluminando la plataforma.

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