lunes, 26 de noviembre de 2018

ALZHEIMER


La señora que empezaba los libros por la mitad creía que así se adelantaba al tiempo. Prefería imaginar los inicios y ser libre en sus interpretaciones. Con las películas hacía lo mismo; las empezaba desde la parte central y rellenaba el origen con su fantasía. Tenía esa costumbre. Curiosamente, desde hacía un tiempo, su zona de confort se atascaba en los ángulos muertos de su mente. Ni leía ni veía películas. Perdía la memoria progresivamente, pero se la veía feliz. Se sentaba junto a la ventana, sumida en cientos de páginas en blanco e imaginaba la narración de su vida.

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