viernes, 15 de junio de 2018

NADA


Nada es lo único que hago. Me levanto temprano y eso ocupa todo mi tiempo. En mi despacho no dejo que nadie me moleste mientras me entrego en cuerpo y alma a mis nulas obligaciones. No cabe duda de que, como responsable del buen funcionamiento de la gran comunidad a la que represento, es razonable pensar que la no acción es la mejor opción para que todo funcione como debe funcionar. Ese es mi trabajo, saberlo y ponerlo en práctica desde este amplio despacho. Mis consejeros de confianza han dispuesto un cómodo sillón junto a la ventana donde me apoltrono y permanezco inmóvil mirando los árboles, los edificios, los viandantes, el paisaje… o me abstraigo contemplando un punto cualquiera en el espacio.   

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