viernes, 21 de octubre de 2016

PÁJAROS MUERTOS

Mis pupilas se irritan al contemplar los lívidos azules del cielo. Me pasa con todo lo bello. Prefiero mis manos ajadas y podridas; pueden transformarse en un revolver de tres dedos para disparar hacia la blancura de las nubes, ¡bang-bang! Aquello que cae abatido es indefinido, pero yo lo arrastro hasta la cámara oscura de mi cerebro, y modelo unos pájaros muertos, ingeniosos, nacidos de las goteras lúgubres del firmamento. Me alimento de mí mismo; así que abro sus vientres hinchados con el bisturí afilado de mi mente, para examinar sus entrañas y comprobar si ahí se encuentra alojado el demonio. 

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