viernes, 7 de octubre de 2016

CUENTA, CUENTA...

‒¿Has pensado alguna vez de qué vas a morir?
Pues claro. Cómo organizas la vida sin una muerte que la defina.  Tengo un sueño que me obsesiona.
‒Cuenta, cuenta…
‒Me veo en un bosque tenebroso vestida con una caperuza roja, huyendo despavorida de un enorme lobo. El animal me da caza. Entonces me despierto. Interpreto una muerte dulce; hay belleza en la ferocidad de la bestia. Mi pánico tiene luz propia, no hay desesperanza, por eso presiento que moriré sin atisbos de dolor, a la primera dentellada o por un ataque fulminante al corazón. Si por mí fuera, moriría imaginativamente.

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