domingo, 26 de enero de 2020

DE LEJOS


El hombre desnudo que caminaba por la calle, de lejos, se parecía a una araña. Su exótica apariencia no debería ser normal, pero muchas veces vamos a ciegas por la vida y no detectamos lo sorprendente. Lo cierto es que vi como trepaba por la fachada de un edificio. Sus piernas se amontonaban al andar y se movían atropelladamente, tenía tres pares, más de las que necesitaba, y sus pies segregaban una seda pegajosa que lo mantenían adherido en la pared. Cuando llegó al tejado lo perdí de vista. Luego volví a la realidad, a pie de calle, y, recreado en la lentitud de mis pasos, advertí a una mujer con gabardina que, de lejos, se parecía a un árbol.

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