martes, 13 de diciembre de 2016

OTOÑO

Un señor tamborilea con los dedos en la mesa de una cafetería mientras enhebra un pensamiento. Está sentado junto a la ventana, embebido en la murria de la tarde. Piensa en un terremoto, en un castigo divino. La ciudad le ahoga, le frustra, y, señalándose la cabeza, se dice: «todo está aquí, en mi maldita perola». Un desastre de esa magnitud acabaría con todo; lo más justo sería una tormenta, piensa, un rayo que le cayera fulminante. En el cristal observa su triste reflejo, los pliegues de sus párpados, capaces de sostener las hojas caídas del sauce llorón de afuera. 


Relato finalista en Wonderland el 04/03/2017

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