miércoles, 22 de junio de 2016

UNA NOCHE ESTRELLADA

Casi me fundo con la triste figura de bronce que engalana la plaza. Me quedo a su lado, mirándola con ternura y, por primera vez, callándome los pensamientos, pues esta noche le he prometido silencio. Me conoce bien. Siempre sumida a lo que venga. Sabe de mis dilemas, de mis penas, y de esa incapacidad que tengo para mostrar sentimientos a las muchachas. Las estrellas son testigo; ahora solo quiero acariciar sus resquebrajaduras, abrazarla, besar su frente oxidada, y pedir al cielo, desde este pedestal sagrado, que me alee con ella o que una bandada de palomas torcaces nos bombardee.

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