lunes, 29 de junio de 2015

INSTRUMENTO DE TORTURA

Cada día, coincidiendo con la siesta, se articulaban desagradables estridencias procedentes del patio de luces. Alguien hacía sonar una trompeta. Las paredes de la angosta galería vecinal amplificaban la acústica, por lo que el vómito que se proyectaba desde aquella campana de metal era, más bien, un alud insufrible de torpedos sonoros. La intención musical existía pero, al arrojar piedras de aire en vez de notas afinadas, todo crujía y explosionaba inexorablemente. Así, ajeno a esas resonancias más propias del estrépito y el mareo, el voluntarioso vecino insistía en enlazar la escala cromática –tropezando torpemente en la progresión de cada semitono–, repetía una y otra vez ejercicios básicos para desarrollar la técnica –cayendo en constantes imprecisiones– y, para concluir su ensayo y otorgarse el gusto de chapotear en el fango de una melodía, elegía siempre el conocido Himno a la Alegría de Beethoven para interpretarlo como quien sale a la calle acompañado por un organillo con manivela y una cabra que berrea.

2 comentarios:

  1. Buena producción la tuya Sergi, enhorabuena por tus éxitos en Wonderland. Ahora mismo voy a empezar tus Picotazos en Serie...

    Gracias.

    Un saludo indio
    Mitakuye oyasin

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    1. Hola David. Gracias por picotear mi Picotazos en serie.
      He actualizado de nuevo la publicación, he revisado algunos textos y he corregido algunos errores ortográficos. Te lo digo por si quieres bajarte la publicación de nuevo. De todas formas siempre hay cosillas que corregir.
      Gracias por tu interés.
      Un saludo

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