viernes, 27 de julio de 2018

EL ADMIRADOR


Hablar con tu ídolo no es tan complicado. Yo lo conseguí de la manera más sencilla. Busqué su nombre en el listín de Páginas Amarillas y allí estaba. Marqué el número y voilà. Se puso una voz femenina. «¿Quién llama?», preguntó. Primero pensé que era su esposa, pero por el timbre de voz supuse que, más bien, era su asistenta. «Un fiel seguidor de sus obra», contesté. «Un momento, por favor, no se retiré». Es cierto que pude hablar con mi escritor preferido, y durante la breve conversación que mantuvimos me quedó claro que para nada somos lo que escribimos.  

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