jueves, 12 de julio de 2018

COTILLEAR


Hablar de fulanito y menganito es contar historias. Y también cotillear. Podría decirse que es una expresión de la envidia, aunque no tiene por qué serlo. Quien cotillea intenta averiguar algo que no sabe, por eso habla por los codos con todo el mundo. ¿Quién tiene la información que busca?
En las barras de los bares, ya sea delante como cliente o tras ellas sirviendo copas, están los más grandes cotillas. Ambos buscan establecer un diálogo, un acercamiento. Esa es la verdadera necesidad del que cotillea. Muchos son los que consiguen conectar a través del chismorreo y las habladurías. Sin embargo, la base de esta mala costumbre, lejos de pertenecer a la rama del verdadero conocimiento, es difundir juicios infundados sin aprender nada sustancial. Es una crítica vacía, vulgar y de escasa intelectualidad. Pero nos atraen los enredos, los tufos, las patrañas. Nuestra condición elemental necesita crear rumores, medias verdades, inventar historias, fabular. Esta dentro de nosotros hablar de otras personas. Muchas veces para disipar nuestras propias miserias. Qué le vamos a hacer… Por cierto, ¿os habéis enterado de que a fulanito le va más el pescado que la carne?

No hay comentarios:

Publicar un comentario