jueves, 29 de junio de 2017

SANDIAS

Puedo filosofar en grandes jardines, pero si la muerte ha de hallarme que sea en mi pequeño huerto sembrando sandias. Me veo dentro de ellas, encogido, en posición fetal, esperando el milagro de la vida. Existe una conexión especial. Es así. Cuando llega el tiempo las recojo, doy unos golpecitos en su costra y, por el sonido, sé si estoy óptimo. Últimamente no lo estoy. Malas cosechas. Pero sigo sembrando. Mi voluntad de jardinero hace que siga enfangado en el estiércol y la hez, pues de lo más bajo y degradado quizás vuelva a brotar lo bueno, útil y bello.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario