viernes, 9 de junio de 2017

BUENA PRENSA

Del periódico no leo nada, ni los titulares. Entorno los ojos y, con esa visión difuminada comparable a una severa hipermetropía, voy pasando las hojas. Primero observo –sin apenas apreciar– la página derecha y después la izquierda; unos minutos cada una. Percibo los grises que llenan prácticamente el espacio del papel, las zonas puntuales de color y el desvanecimiento de las imágenes que ilustran las noticias. El texto pierde su nitidez, son líneas desdibujadas, como mal borradas, y cada página se convierte en un cuadro abstracto de contenido sensorial, motivador y lleno de interpretaciones. Una placentera exposición para los sentidos.

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