viernes, 6 de noviembre de 2015

COMO UN NIÑO

«Hola», le dije esbozando media sonrisa. Apareció de repente y se interpuso en mi camino mientras cruzaba la calzada para ir al otro lado. No la conocía. Era una chica muy guapa, de cabellos rizados, pelirroja y un palmo más alta que yo. Jadeaba. Le devolví el saludo por educación. Ella parecía conocerme. Se mantuvo quieta frente a mí, mirándome con la consideración que se le podía tener a un cachorro abandonado. Sin embargo, me echó una bronca que no comprendí, me estiró de la mano como a un niño desobediente y me susurró: volvamos a casa papá. 


Mención en el III Certamen de microrrelatos Realidad Ilusoria

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