miércoles, 20 de marzo de 2019

PICADURAS


El mosquito-tigre es una extravagancia de la naturaleza, igual que la mosca-rinoceronte o la libélula-cocodrilo. Sus picaduras son alarmantes, peligrosas, incluso letales. Estas criaturas, cuando se concentra un alto porcentaje de humedad en la atmósfera, clavan sus espinas a los homínidos, gangrenando sus cuerpos de cuello para abajo. La cabeza se les hincha en tonos jacintinos y toma un tamaño colosal. Los ojos se desorbitan, se vuelven tremebundos. Les desaparece la boca, se taponan los orificios de la nariz y los estertores de la muerte retumban en ellos anunciando lo inevitable. En esta concreta envoltura climatológica, si la humedad contenida en el ambiente pasa a una fina lluvia, el cuerpo de sus víctimas salta por los aires. Sin embargo, tras la cruenta explosión, en el suelo queda un tejido muerto que jamás se descompone.  

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