Estábamos
completamente a oscuras en la habitación de un hotel. Mi tacto me transmitió la
interpretación de su figura. Así vi la forma de sus pechos, la curva de sus
caderas, la redondez imprecisa de sus nalgas y un sexo demasiado velludo. Oí su
respiración agitaba. Sus manos también me vieron de ese modo, a ciegas,
palpando mi cuerpo imperfecto. Nuestra cara era horrenda, fea; un espectáculo
para cualquiera que nos viera juntos. Pero eso ya lo sabíamos. Ella siguió
acariciándome y se encontró con un abultado llavero repleto de llaves que colgaba
de uno de los pasadores de mis vaqueros. Lo hizo sonar como un sonajero. Nos
reímos un buen rato, como niños. Luego me bajó los pantalones.
viernes, 29 de julio de 2016
viernes, 22 de julio de 2016
OVAL FORM
La
estudiante de primer curso de Bellas Artes está a punto de llorar. Su cabeza se
ha quedado encajada en uno de los orificios de la escultura y no puede sacarla.
Es su primera visita a una galería de arte. Previamente se ha movido alrededor
de la pieza, la ha tocado y se ha alejado para apreciarla mejor. Luego ha tomado
algunas notas y ha seguido interactuado con los espacios que ofrece. El trabajo
tridimensional pertenece a Barbara Hepworth, una artista británica que lideró
la abstracción y que junto a Henry Moore introdujeron los agujeros en las
esculturas. Esta obra en cuestión, “Oval Form”, es una maravilla; ahora la
están fotografiando.
martes, 19 de julio de 2016
DOS PATATAS

lunes, 18 de julio de 2016
EL ESTÓMAGO
El
estómago es la parte del cuerpo que más problemas me da. Lo consideraba mi
segundo cerebro, y, sin saber cómo, se ha vuelto geométrico; con aristas que se
clavan en mi abdomen cada vez que como demasiado o estornudo o me ovillo... Más
me vale no abusar de los cocidos ni coger un resfriado ni acurrucarme en la
cama cuando hace frio. Debería ser como una bolsa flexible, que ronronee suave,
y que los jugos gástricos transformen su contenido. Y, más bien, parece un
buche apelmazado de hojalata que almacena truenos de hierro. Será la edad, pero
este aparato digestivo no lo siento como mío.
jueves, 14 de julio de 2016
KRAVEN EL CAZADOR
Fuma
mucho y retiene el humo para expulsarlo por la boca lentamente, sin cambiar su
expresión salvaje. Arquea las cejas y frunce el ceño para dar a entender que
esta noche lo va a dar todo. Lo sugiere a su manera, desde la barra exterior de
un local de copas, de pie, ligeramente acodado. Es un grotesco chico Martini;
el único que lleva un chaleco de cazador, con el cuello levantado. Tensa sus
bíceps y pone morritos mientras remueve su gin-tonic con el dedo índice; luego
lo chupa libidinosamente. Al final, sonríe a una de las presas que no puede
dejar de mirarlo.
martes, 12 de julio de 2016
EL AMAGO
Hace
rato que el mozo del bar ha rebasado los niveles de confianza. Me habla de la añoranza
que siente por su madre aun teniéndola trabajando en la cocina. Y yo, por no parecer
un tipo desalmado, le pregunto:
–¿Cómo
puedes echarla de menos si está aquí, contigo?
–Es
un sentimiento espiritual muy profundo –exclama palmeándose el pecho.
Y
sigue explicándome, con afección maternal, ese estado inconmensurable que le domina,
sin captar la indiferencia que yo siento por su charla, cargada de frases almibaradas
y abstractas. Hasta que hago ademán de tirarme un cuesco. Entonces, comprende
que no soy el cliente adecuado.
domingo, 10 de julio de 2016
COMERSE LA CABEZA
Con
este plato que voy a prepararte vas a perder la cabeza, te lo aseguro. Te
cocinaré el cerebro, bien frito, rebozado con pan rallado, ajo y perejil, para
que sientas como cruje al morderlo. Te lo acompañaré con moras, arándanos y
grosellas; también de algunos frutos secos, y una rica gelatina que prepararé con
tu pie desfigurado; ya no te sirve de nada. Todo ello sobre una cama de lechuga
y flores silvestres. Luego, si te quedas con hambre, puedo partirte los fémures;
extraerte el tuétano con una cucharilla y servirte esa jugosa médula con
frambuesas, caracoles y setas.
viernes, 8 de julio de 2016
VERANOS
Un
muchacho bebe con los ojos cerrados del caño de la fuente, como quien da un
beso henchido de sueños. Al fondo, un paisaje idílico: un castillo templario, la
playa y un sol inmenso que brilla en el cielo barrido. La frescura del agua
ilumina su rostro y calma su sed. Se marcha satisfecho, de una correndilla,
pues sus amigos le esperan para seguir jugando a vóley. Ahora es mi turno. Me
huelen las manos a sardina. Y, aunque me las lave, es difícil que desaparezca
el olor a pescado que tanto confunde a las turistas que todos los años acaricio.
Relato finalista en Wonderland el 19/11/2016
Relato finalista en Wonderland el 19/11/2016
miércoles, 6 de julio de 2016
TEST
El
plural de la palabra «test» suena con una ese
final muy sonora: testsssssssss.
Los
incisivos de arriba se tocan con los de abajo y la lengua se sitúa tras ellos
siseando como una serpiente que manda callar. Sonríes silencios. Un sonido de
válvula a presión pulveriza las paredes del cerebro y proyectas arte con sprays:
algo aéreo con soles. La coreografía tóxica de unos insecticidas te hace bailar
al son de los zumbidos veraniegos que, como se sabe, provocan severos apretones.
Entonces, solo deseas llegar a tiempo al receptáculo para orinar el sifón carbónico
de tu vejiga, y que se deshinche gradualmente, como un globo pinchado.
lunes, 4 de julio de 2016
LA COMUNIDAD
Cada
día noto como se para mi corazón y luego vuelve a arrancar, igual que un vehículo
destartalado con un motor defectuoso. No soy viejo. Solo tengo una
predisposición genética a la muerte súbita. Puede llegar a controlarse, pero mi
entorno no ayuda. Aquellos de los que nunca hablamos permanecen tras las
paredes de nuestra casa y cada noche se les oye arañar los tabiques con sus
garras mientras emiten espeluznantes alaridos que helarían la sangre a
cualquiera. Mi mujer se incomoda cada vez que entro en shock, y me abofetea para
que vuelva a este mundo inhóspito e inhumano.
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